28 Ene 2022

Reseña | No hay Historia sin mujeres

Buenas al pleito (2019)

María José Díaz Reyes

Collage por spd.signer  para Revista (Des)Cartable

hablar de las mujeres y su participación en los grandes eventos políticos ha sido posible solo porque las mismas mujeres como conjunto heterogéneo se han dedicado a bucear profundo y encontrar los aportes negados por una literatura y academia escrita desde códigos de enunciación patriarcales.

La historia de Nicaragua no escapa de este escenario, encontrar la participación de las mujeres en la historia del Estado Nación es de por sí un desafío, ya ni digamos la participación de las mujeres previo a la Colonia, o la de las mujeres afroindígenas del Caribe. 

En los grandes eventos se construyen narrativas que buscan instalar en las memorias futuras un prototipo de lo que pasó  y de quiénes participaron activamente, desde ahí, la participación de las mujeres ha sido relegada a la “complementariedad de la heroica participación masculina”.  Por eso, aquellas investigaciones que revisitan las fuentes para reflexionar críticamente y poder entonces reconstruir el lugar y el papel de las mujeres son esenciales para comprender a plenitud el recorrido de la sociedad nicaragüense. El libro Buenas al pleito: Mujeres en la rebelión de Sandino es un excelente ejercicio historiográfico para desmitificar la figura de Sandino y humanizarlo a él, pero también al icónico Ejército Defensor de la Soberanía Nacional  El autor, Alejandro Bendaña, afirma: “Sandino no es ajeno a sus tiempos; piensa y opera dentro de los parámetros culturales existentes”, en la página 68. Es cierto, no podríamos nosotras -para ser justas con la Historia- esperar que Sandino se escapara del prototipo de lo que culturalmente implicaba “ser hombre”. Un aporte del libro es que deja claro que Sandino no logró hacer rupturas sobre la ocupación que los hombres hacían sobre los cuerpos de las mujeres, porque según los archivos releídos por Alejandro, en el ejército liderado por Sandino seguía siendo permisible ocupar los cuerpos de las mujeres mediante formas “dialogadas y consensuadas”, y lo coloco entre comillas porque el libro deja ver las múltiples formas de violencia sexual en que se vieron implicadas las mujeres colaboradoras o civiles, la naturalización del vínculo sexual forzado por loshombres armados, (lo que hoy conocemos como delitos sexuales) que podrían resarcirse mediante la figura del matrimonio, este tipo de vínculos no se trataban como violación de derechos humanos sino como delitos de honra, pactos entre varones.

El libro muestra las motivaciones políticas y de lucha por las cuales las mujeres se acercaron al ejército de Sandino, y descentra la idea de que éstas se sumaron únicamente por una vinculación filial con los hombres. Para ellas, participar en las múltiples formas fue luchar contra el imperialismo y dominación estadounidense que caracterizaba la época, es en la figura de la “lucha antimperialista” donde estas mujeres nicaragüenses encontraron más posibilidades para reivindicar cierta categoría de ciudadanía, vinculada a un Estado nacional. Y es que, los sistemas de naturaleza opresiva como el imperialismo, el capitalismo, las dictaduras socialistas o de derecha presionan a los grupos y por tanto a las mujeres a luchar para resistir y avanzar.

Quiero destacar como un punto importante del libro, la nitidez de la enunciación de los archivos históricos, me parece que hay toda una escuela historiográfica crítica que construir, en los últimos años han aparecido investigaciones académicas, periodísticas, sociológicas que han permitido reacomodar los imaginarios sobre las voces históricamente marginales, han surgido como contrapeso, como balance crítico para ir armando el rompecabezas de la Historia nicaragüense, voces sin las cuales nuestra historia siempre estaría incompleta. 

El libro Buenas al pleito: Mujeres en la rebelión de Sandino, debe constituirse como libro de estudio obligatorio o ejemplo académico en las escuelas de sociología, trabajo social, antropología de Nicaragua, es una muestra magistral del correcto uso de archivos históricos, también  destaco en el libro la nitidez metodológica, el uso correcto de los archivos a esto se le suma la mirada que el historiador está dando sobre los mismos archivos que antes más o menos conocíamos.  Es la posición ética e ideológica del historiador la que en este caso nos permite releer, renombrar, resituar y por supuesto reescribir la Historia, este libro hace justicia a las primeras mujeres sandinistas. 

El libro y sus evidencias dejan más que claro que las mujeres siempre estuvieron participando en los hitos históricos, el libro reflexiona cómo se van escribiendo los grandes episodios de la historia ¿Quién observa, quién registra lo que nosotras hacemos o dejamos de hacer? En ese sentido los historiadores o periodistas que Alejandro analiza enuncian casi accidentalmente, no porque tengan la intención metodológica de preguntar ¿dónde están, qué hacen, cómo se comportan las mujeres?, pero Alejandro aprovecha esta accidentalidad y profundiza para dar cuenta de este sujeto político, las mujeres sandinistas.

El libro me deja preguntando ¿Qué capacidad tenemos para ir al pasado, rebuscar la evidencia y volver a leerla? No es fácil, y Alejandro es justo lo que ha hecho, es difícil porque la evidencia se construye a partir de lo que vos queres dejar como evidencia, nunca las mujeres hemos sido una prioridad para quienes registran.

Como lo deja ver Alejandro en el libro, apoyado por otras autoras como Lucia Rayas Velasco, la guerra es una invención masculina, la disputa por algo simbólico llamado patria, tierra, lleva implícita como parte del botín a las mujeres. Por ello es que las primeras mujeres sandinistas no pudieron ser reconocidas como actor protagónico, porque hubiese sido salir de su figura botín y pasar a la figura de poder. Esta negación nunca ha significado -y el libro lo deja claro- que las mujeres nicaragüenses se queden al margen de los acontecimientos bélicos, sino por el contrario más bien se trata de la negación de compartir el poder que pudiera resultar de la disputa. Un poder que pudiera cambiar las narrativas de la Historia, con H mayúscula.

La expresión misma “Buenas al pleito” que es emitida por Luisa Arauz, trata de igualar su lucha política a la categoría “pleito”, que solo remite el aporte de las mujeres al ámbito de lo pequeño como un espacio doméstico de disputa, la guerra como concepto político remite a lo público, lo grande, los hombres. A mí misma con un padre revolucionario se me enseñó a admirar sin posibilidad de cuestionar la figura de Sandino, sus hombres y todo aquello que fuese revolucionario. Jamás se me dijo sobre las mujeres chinandeganas que fueron parte del ejército de Sandino, la revolución sandinista en mi experiencia vital de vida tuvo siempre corporalidad, nombre y gesta de hombre. La negación de la participación de las mujeres solo me hace concluir que me dieron la versión masculina de la historia, sesgada a todas luces, desbalanceada.

Después de leer el libro me quedo preguntando si el ejército de Sandino hubiese tenido tantos logros sin la participación de las Finqueras, sin las anónimas trabajadoras sexuales,  sin las Villatoro, sin la misma Blanca Arauz, sin la asistencia médica de Valentina Altamirano y María su madre, sin Angelina Rugama, sin Carmen Sobalvarro, Angelita González y sin María Venancia y las cientos de integrantes de la red de informantes que ponían su cuerpo, su intelecto, su ideología a fin de lo que creían que  era correcto.