> Ilustración por Nasma para Revista (Des)Cartable
Duele que te hayas dejado llevar
por el laberinto elocuente
por el sol de las noches
y el naufragio de su mente.
Duele como el vidrio
oculto, en la roca oscura
de sus palabras
fingidas por mí.
En la noche del suceso
caminé hacia mi horizonte
pintado de colores,
y recordé que
con tu llegada
te abrazaron con destello
cuando no habíamos tenido
nuestro primer tacto.
Ahora veo nuestro
profundo celeste,
nuestro cielo y el mármol
hundido por el disparo
de una tercera voz.
Y sabes,
Duele la herida sanada
mi llaga vulnerable
y la puerta
que te abrió con amor.
Fuiste mi primer
“Te amo” sincero
mi primer sueño hecho
y la primera pluma
que introduje
en cada estrago
de mi vida.
Y duele la elocuencia
de sus palabras
invadidas en tu alma
razón y sentir
mientras soy desposada
entre calumnias y distorsión.
Duele cómo elegiste confiar
en la tercera voz
que en el valor y el amor
de lo que fue de nosotros.
Duele, duele
que te hayas dejado llevar
por esa voz
y olvidar quién soy.
Hoy estuve en el patio
sosteniendo mi libreta
mientras veía las nubes negras.
Las vi pensando
que te diré en esta última carta
escrita como versos de despedida.
Querido
ha pasado un largo tiempo
de no saber de ti y vos de mí,
quiero hablarte por última vez
de aquellos cielos que
no alcanzamos.
Querido,
¿Te acuerdas de los museos que te enseñé?
al final los visité con tu ausencia,
caminé por los pasillos
me imaginé a nosotros, hablando
de lo que entendimos.
¿Te acuerdas de las flores que te hablé?
al final conocí un lugar que hubiésemos ido,
pero, solo estaba yo guardando
cada rama, cada pétalo y cada destello,
pensando en vos.
Abracé cada flor y busqué tu girasol
para darte un ramo, como en marzo.
Y recordé las veraneras que
recogía para vos.
¿Te acuerdas del rosado?
aprendí a usarlo,
y me hubiese gustado
que vieras mis pasos.
¿Te acuerdas del azul?
pude usarlo sin que estuvieses
a mi lado,
como la vez de mi
cumpleaños,
juntos bajo el cielo azul
bailando y pescando.
Al final conseguí un pequeño trabajo,
perfeccioné mi tesis
y terminé mi documental.
Al final enfrenté mi inseguridad
elegí el yoga como un medio de paz
encontré mi sanidad
y ya no tuve más ansiedad.
Querido,
al final acepté nuestros caminos,
acepté que decidiste confiar
en esa voz
y olvidar quién soy.
Quiero decirte que
en esta última carta desprendo
cada parte tuya unida a la mía
y cada afección que naufraga en mi mente.
En esta última carta deseo
lo mejor para vos.
Esta carta la quemo en el fuego
como un signo de adiós,
la quemo
escuchando nuestra canción.
En esta última carta
me despido de vos.
Te perdono amor
porque le creíste
a los rumores.
Te perdono amor
por dejarte llevar
por las malas
interpretaciones.
Te perdono por
devolverme
cada flor, cada obsequió
y cada rastro de amor
que dejé en vos.
Te perdono sabiendo
que no escucharé tu perdón.
Te suelto sabiendo que
cometiste un error.
Perdono aquel 19 de junio
perdono cada látigo
que causaste.
Perdono el saber que elegiste
confiar en la tercera voz
y olvidar quien soy.
Te perdono tantas cosas amor
sabiendo que no escucharé tu perdón.
Perdono esos mensajes
que le enviaste a la que ocasionó
el odio que me tienes.
Perdono tus faltas de respeto,
perdono las veces que me
ignoraste.
Perdono tu ceguedad
sumergidas en las aguas
pérdidas.
Te perdono sabiendo que
cometiste un error,
y sabiendo que vos
en estos momentos
piensas lo peor.
Te perdono amor, no por vos
sino por la paz de mi corazón.
Y me perdono a mí misma
por haber seguido contigo
pensando que cambiarías
y reconocerías el peso
de tus acciones.
Y me perdono a mí misma
el sabiendo esto y, aun así
decido recordarte,
pero eso no significa
que mi puerta esté abierta.
Muchos usan a la luna como un objeto de amor
o el encuentro del inicio de una relación.
Muchos poetas se inspiraron de ella
relacionaron a sus amantes
con la luna llena.
Pero esta vez me inspiro de algo
que solo nos pertenece a nosotros dos.
Vos estando acostado en las gradas del regazo
mientras observábamos el cielo
que le llamé “perfecto”
Estando en silencio con la brisa serena
esperando el transporte
mientras mirábamos las nubes negras.
Esa noche
solo estabas vos y nuestro cielo.
El cielo que nos va a pertenecer,
sea donde estemos.
Las caminadas permanecerán
en los lugares que anduvimos.
Sea donde estemos
una parte de mi corazón será tuyo.
Porque fuiste el teclado de mi alma,
el pulso de mi dialéctica desnudez
el color y la esperanza.
Sea donde estemos,
que el cielo recuerde el amor
que nos tuvimos.
Prométeme que el cuarto no estará en silencio
que el horno seguirá encendido,
y que el café de las mañanas no faltarán.
Prométeme que los girasoles florecerán,
que Akira viajará
y que vos serás tú prioridad.
Sea donde estemos guarda mis cartas con amor
no quemes mis versos
ni las huellas que dejé en vos.
No te preocupes mi amor
el cielo estará con nosotros sea donde estemos.
Recuerda que por medio
de estos versos te digo te amo,
por medio de mis cartas te digo te amo
y al tocar tu alma te digo te amo.
Recuerda que
el cielo siempre estará con nosotros.
Porque el cielo nos pertenece
y esa noche solo estabas vos.
Volví a ser ese pájaro
que encontró su mar infinito.
Volví a ser la perla que está
rodeada de sus diamantes favoritos.
Volví a sentir la intensidad del fuego
mientras salía de mi abismo.
Encontré mi camino
encontré mi destino.
Descubrí mi valor
descubrí mi amor.
No hay fallas ni heridas,
soy un antibalas sin sequía.
Sincronizo la misma sinfonía
unifiqué las diversas melodías.
Me veo al espejo
y ahora sé que ya estoy lista.
Doy el segundo paso de mis sueños
estoy en mi constante crecimiento.
Suelto las rejas, suelto mi destello.
No tengo miedo a ser perseguida.
No tengo miedo en quedar en la sola melancolía.
Estoy serena conmigo misma.
No tengo miedo en decaer
no tengo miedo en ofender.
Encontré mi valor
descubrí mi amor.
El universo me guía
la soledad, mi compañía.
Suelto las rejas y doy la despedida
de la antigua yo.
Después de tantos años doy mi firme paso,
no estoy ni estaré arrepentida.
Volví a ser el girasol
volví a darme mi valor.
Encontré paz en mi interior
y logré comprender la situación.
Suelto las heridas y doy la despedida
de la antigua yo.
Sigo el camino de mis ensueños
mientras inicio mi nuevo nacimiento.
El cielo me da la bienvenida
Ya no estaré más en el altar del sacrificio
tampoco rogando a mis adversarios.
Seré recordada por mis fieles amantes
seré anhelada por quienes me traicionaron.
Levanto mi espada contra el pecador
y me convierto en el defensor.
El cielo me da la bienvenida.
Vuelvo al jardín de girasoles
tocó mi pincel de colores
y me duermo en mi perfecto horizonte.